Manopla de toalla y Luffa:
Las esponjas de luffa son 100% naturales, biodegradables y duraderas, ya que son el fruto de la planta Luffinae, una planta tropical originaria del sureste asiático, que requiere abundante calor y humedad para desarrollarse, y una vez que finaliza su vida útil la podemos compostar.
Usos, beneficios y cuidados:
La luffa se compone de unas fibras ligeramente ásperas que son muy eficaces a la hora de exfoliar tu piel, es ideal para eliminar las células muertas, dando una sensación de piel suave y brillante. Por esto mismo, también previenen el enquistado capilar en el cuerpo.
Tiene un colgante para poder colgara luego de su uso y que se seque correctamente evitando que se junte la humedad.
Con los movimientos que hacemos al utilizarla, estamos estimulando la circulación y, por consecuencia, previniendo la aparición de celulitis.
Empaparla en agua caliente y apretarla con un poco de fuerza, hasta conseguir que se ablande. Luego colocar un poco de jabón o gel y frotar hasta que haga espuma.
Por su naturaleza exfoliante, no es recomendable utilizar esta esponja sobre pieles irritadas, con heridas o con la piel dañada.
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Manopla de toalla y Luffa:
Las esponjas de luffa son 100% naturales, biodegradables y duraderas, ya que son el fruto de la planta Luffinae, una planta tropical originaria del sureste asiático, que requiere abundante calor y humedad para desarrollarse, y una vez que finaliza su vida útil la podemos compostar.
Usos, beneficios y cuidados:
La luffa se compone de unas fibras ligeramente ásperas que son muy eficaces a la hora de exfoliar tu piel, es ideal para eliminar las células muertas, dando una sensación de piel suave y brillante. Por esto mismo, también previenen el enquistado capilar en el cuerpo.
Tiene un colgante para poder colgara luego de su uso y que se seque correctamente evitando que se junte la humedad.
Con los movimientos que hacemos al utilizarla, estamos estimulando la circulación y, por consecuencia, previniendo la aparición de celulitis.
Empaparla en agua caliente y apretarla con un poco de fuerza, hasta conseguir que se ablande. Luego colocar un poco de jabón o gel y frotar hasta que haga espuma.
Por su naturaleza exfoliante, no es recomendable utilizar esta esponja sobre pieles irritadas, con heridas o con la piel dañada.